huérfana de amores desteñidos

Había optado por el camino más sencillo y tras pasar varias lunas enredada en pensamientos inconclusos ya había dado con la respuesta. Desvestiría su piel de desilusiones y añoranzas para cubrirse de alegrías y sueños; arroparía con gran intensidad la esperanza de un mejor amanecer y lucharía por aquello que tanta felicidad le proporcionó algun día. Descolgaría ese cuadro incompleto de la pared de los desengaños para pintar de color rosa su nueva habitación, lejos ahora de una ciudad que no le correspondía y en la que se sentía huérfana de amores desteñidos. Calzaría unos zapatos que le permitieran caminar a su ritmo sin apenas tener que dar explicaciones y quizá, quien sabe, asi lograría olvidar cada mínimo detalle que tanto la enloquecía. Olvidaría esa sonrisa picarona que en tiempos pretéritos le había causado grandes estragos. Olvidaría esas manos acompañadas de eternas pero efímeras caricias que hacían erizar cada recoveco de su piel. Olvidaría también esos ojos en los que tantísimas veces se había sumergido y se cosería un par de alas a la espalda...